Las diferentes prácticas de Chi Kung desarrolladas a lo largo de los siglos, presentan a veces métodos y formas bien diversos, pero en resumen podríamos decir que todas ellas buscan algo en común, la salud del cuerpo, el equilibrio de la mente y la paz en el corazón del ser humano.
Entre las diferentes escuelas o filosofías que han cultivado estas virtudes, la salud, el equilibrio y la paz, han sido los Taoístas sin duda quienes han llegado a desarrollar las más variadas técnicas y ejercicios para alcanzar esta transformación, que pone al hombre en el camino del Tao.
Esta forma de Chi Kung proviene del templo de Lung Men (La Puerta del Dragón) en las montañas sagradas de Wu Dang, lugar considerado tradicionalmente como la cuna del Taoísmo y nos muestra uno de los trabajos más completos que podemos encontrar sobre el Chi Kung aplicado a cultivar la energía y la salud.
Pero sobre todo, la serie de Wu Dang nos aporta la conciencia del momento presente, como el más valioso tesoro que podamos obtener, ya que sólo en el aquí y ahora la vida sucede y la energía se manifiesta en toda su potencia.
El Zhineng II consiste en un trabajo minuciosamente detallado de estiramientos para los tendones y desbloqueos de articulaciones.
Los gestos que aparentemente son simples, se realizan con gran delicadeza y precisión, encontrando a menudo en muchos de los movimientos el nivel de interiorización de un Chi Kung estático, esto hace que el resultado final sobre la energía sea mucho más potente, a la vez que el Chi se pone en marcha con más rapidez.
Gracias a estos ejercicios de Chi Kung podemos mejorar nuestra salud, elevando la resistencia, la fuerza física y la concentración, esto nos transforma en el interior y en el exterior, alcanzando una mayor profundidad en el nivel físico y mental.
El espíritu del Xing Shen Zhuang se compone de dos partes:
-Wei Hun Yuan: El Cielo se encuentra sobre nuestra cabeza, mientras que la Tierra se encuentra bajo nuestros pies y así el Ser Humano encuentra su lugar entre los dos.
-Nei Hun Yuan: El Cielo y la Tierra se encuentran en nuestro cuerpo. En este momento nos hacemos uno con el Tao.
Durante toda la práctica, la concentración debe ser de tal calidad que ningún pensamiento altere nuestro espíritu, el cual se halla inmerso en los movimientos que realizamos.
